Cataluña pierde 40.000 viviendas en alquiler tras un año de control de precio
( 17-03-2025 )
Autor: Redacción
La política de control de precios del alquiler en Cataluña comienza a mostrar sus consecuencias más allá de la simple contención de rentas. Tras un año desde la entrada en vigor de la limitación de precios en más de un centenar de municipios catalanes, los datos evidencian un efecto preocupante: la oferta de viviendas en alquiler se ha reducido en más de 40.000 unidades, un ajuste sin precedentes que amenaza con tensionar aún más el mercado.
Según un reciente informe de Fotocasa, el 6% de los propietarios ya ha retirado sus viviendas del mercado del alquiler, y un porcentaje similar ha optado por trasladar sus inmuebles al alquiler vacacional, de temporada o por habitaciones, donde las limitaciones legales no les alcanzan. Barcelona, epicentro de esta normativa, presenta ya un fenómeno inédito: hay más habitaciones en alquiler que pisos completos, una señal inequívoca de fragmentación y desestructuración del sector inmobiliario.
La caída de la oferta y el encarecimiento indirecto de los precios
María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, advierte que "el mercado de alquiler catalán se encuentra en mínimos históricos de oferta disponible y sufre una creciente fragmentación". Esta contracción no solo genera mayor competencia entre inquilinos, sino que también traslada presión hacia las zonas no sujetas al control de precios, donde las rentas están subiendo ante la elevada demanda y la falta de alternativas.
Este fenómeno, lejos de facilitar el acceso a la vivienda, lo complica especialmente para aquellos con menos capacidad económica. Condiciones más exigentes, contratos de menor duración y precios más elevados en zonas sin control convierten el sueño de alquilar en una tarea cada vez más difícil para muchas familias.
La huida de propietarios al alquiler turístico y de temporada
Los datos son contundentes: un 48% de los propietarios catalanes que conocen la ley de vivienda ya han considerado retirar sus viviendas del mercado del alquiler o han materializado dicha decisión. De ellos, un 31% ve esta opción como bastante probable, un 11% como totalmente probable y un 6% ya ha ejecutado la retirada. La tendencia no se limita a la retirada; también se está produciendo un trasvase hacia modalidades que escapan al intervencionismo. Un 11% de propietarios ya ha colocado su vivienda en alquiler vacacional, un 16% en temporal y un 6% en alquiler por habitaciones.
“La normativa ha desincentivado claramente el mantenimiento de viviendas en el alquiler de larga estancia. Los propietarios, desconfiados, buscan alternativas para preservar su rentabilidad, eludiendo los límites impuestos", explica Matos.
El intervencionismo, causa directa del desplome de la oferta
A la vista de los datos, el diagnóstico es claro: el intervencionismo ha generado un efecto contrario al buscado. Lo que pretendía proteger al inquilino ha terminado expulsando al propietario del mercado, reduciendo la oferta y provocando mayor competencia y precariedad. Las limitaciones artificiales sobre el precio no han solucionado el problema estructural de falta de vivienda, sino que lo han agravado.
El control de precios parte de una premisa simplista: que la intervención directa es capaz de corregir los fallos del mercado sin generar distorsiones. Sin embargo, la evidencia demuestra que al limitar la rentabilidad de los propietarios, se desincentiva la inversión y el mantenimiento de los inmuebles en el mercado de alquiler tradicional. Además, los datos muestran que un 35% de propietarios ya contempla reducir sus inversiones en sus viviendas arrendadas, y un 8% ya ha empezado a hacerlo. A largo plazo, este deterioro del parque de viviendas afectará aún más al acceso a una vivienda digna.
Cataluña, líder en fuga de viviendas
Actualmente, Cataluña encabeza el ranking nacional en cuanto a intención de los propietarios de abandonar el mercado del alquiler. Las medidas adoptadas han terminado por ahuyentar a aquellos que podrían contribuir a aliviar la tensión habitacional. Una política pública que, bajo la promesa de proteger al inquilino, ha terminado sacrificando la estabilidad del mercado en favor de un intervencionismo que ignora las dinámicas básicas de oferta y demanda.
Una política que necesita replantearse
Resulta esencial que las administraciones comprendan que el camino hacia un mercado de alquiler accesible y estable pasa por incentivar la oferta, simplificar la normativa y garantizar seguridad jurídica a los propietarios, no por penalizarlos. El control de precios puede sonar atractivo desde el punto de vista político, pero sus efectos prácticos revelan una pérdida neta para todos: menos oferta, más competencia, y, paradójicamente, alquileres más caros y precarios en muchas zonas.
Si el objetivo es que más personas accedan a una vivienda asequible, la receta pasa por fomentar la inversión, facilitar la construcción de nuevas viviendas y ofrecer seguridad jurídica a los propietarios. Solo así se revertirá la preocupante tendencia que vive hoy el mercado catalán.
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